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Pensar en la isla de Malta es pensar en el Mediterráneo. Su enclave estratégico, al lado de Italia y África y su pasado colonial Británico la convierte en una isla de gran riqueza donde confluyen diferentes culturas y tradiciones orientales y occidentales. El pasado heterogéneo de la isla queda reflejado desde las cabinas telefónicas inglesas hasta las ruinas de las civilizaciones más antiguas.
La oficialidad del idioma inglés y su ambiente mediterráneo hacen que Malta sea uno de los lugares preferidos por los extranjeros para el aprendizaje del idioma.
San Julián, antiguo puerto de pescadores, situado junto a la capital La Valetta, es un bullicioso centro turístico donde el viajero podrá disfrutar de la animación siempre incansable de los mediterráneos.
Para aquel que desee escapar a la naturaleza, Malta posee fascinantes sitios históricos y arqueológicos, algunos incluso más antiguos que las Pirámides como la ciudad de Hagar, que data de la edad del cobre, siendo posiblemente la ciudad más antigua del mundo.
Para aquellos que disfrutan de los deportes náuticos, la isla ofrece un clima y una imperceptible marea idónea para practicar cualquier deporte acuático.
La isla también cuenta con otras dos islas llamadas Comino y Gozo, ésta última famosa por la cueva de Calypso donde Ulises quedó atrapado. Así que ya sabéis navegantes que arribéis a Malta... Cuidado con quedarse prendado de la isla y no querer regresar ya más...