La comida y sus tradiciones

Comer no es solamente un acto necesario para existir, también se ha convertido en un rito. Y en muchos países hay costumbres “protocolarias” que nos pueden resultar curiosas, pero que conviene saber cuando nos sentamos en la mesa. Os vamos a mencionar algunas.

Si visitáis Polonia os recibirán en muchos lugares con una hogaza de pan y un vaso con sal. Con estos alimentos los habitantes os están mostrando su hospitalidad y su intención de que no os falta ni lo más básico.  

En algunos países hasta el agua tiene “su gracia”. En Suecia, por ejemplo, encontraremos que hasta las botellas que contienen agua del grifo tienen en su interior rodajas de fruta u hortaliza para dar sabor al líquido.

Dar sabor a los alimentos con condimentos da lugar a curiosas situaciones: A muchos occidentales nos choca que en Japón echen sal a las sandías. Pero en realidad se hace para potenciar su sabor (recordad que muchas recetas dulces occidentales exigen una pizca de sal): lo que ya nos ha chocado hasta a nosotros es que existan refrescos con sabor a sandía salada.

Ahora que hablamos de Asia… Quizá habéis pensado que en todos los países del continente se usan palillos; pero no es así. En Tailanda se usan cuchara y tenedor, aunque la costumbre es tomar el alimento del plato con el tener y pasarlo a la cuchara antes de comerlo. Tenedlo en cuenta cuando vayáis a algún restaurante tailandés.

Lo que nos recuerda que un asunto peliagudo es el de las propinas en los restaurantes. En España tienen carácter optativo; pero en otros países como Estados Unidos es obligatorio darlas (los camareros deben declararlas a Hacienda); y en otros como China es preciso no darlas pues se considera un gesto de mala educación.

Estas curiosidades son sólo unas pocas. Por supuesto faltan muchas más que hacen de ir a comer en otros países toda una aventura. Así que os invitamos a conocer por vosotros mismos algunas más. ¡Ah! procurad informaros antes de llegar a vuestro destino: nunca se sabe cuando un comportamiento que creemos cordial resulta ser una falta de educación.