Múnich, la ciudad escondida

De esta histórica ciudad alemana nos llaman la atención los lemas con la que se ha hecho famosa. Actualmente se usa “München mag Dich” (A Múnich le gustas), que nos evoca la hospitalidad de sus habitantes; anteriormente se le conoció como “La ciudad secreta de Alemania”, que nos dice que fue una ciudad prácticamente desconocida pero de gran encanto; y anteriormente, como indica su propio nombre, se le conoció como “Casa de los monjes” debido a que fue fundada por benedictinos allá por 1158.

Su historia es convulsa, como podéis imaginar: durante la Guerra de los treinta años (1618-1648) fue invadida por suecos y sufrió un terrible incendio; durante la Guerra de Sucesión Española fue tomada por las tropas partidarias de los Habsburgo; durante el periodo napoleónico perteneció a la pro-imperial Confederación del Rin; fue una plaza de importancia durante la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871); sufrió bombardeos durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y fue duramente dañada durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

De estos sucesos logró salir reforzada: tras ese incendio y la Guerra de Sucesión se construyó su pintoresco casco antiguo barroco y rococó; tras las guerras napoleónicas se erigió la monumental Königsplatz; tras el conflicto franco-prusiano se hizo una esplendorosa capital y después de dos guerras mundiales se ha convertido en una potente ciudad cultural, económica e industrial.

Quizá por esto Munich es una ciudad muy orgullosa de su historia que también sabe aceptar la parte más cruenta de su pasado. Si estamos en ella podremos ver majestuosos tempolos como su catedral, palacios como el de Nymphenburg, cervecerías tan antiguas como la Hofbräuhaus, bellísimas plazas como la Marienplatz; pero también lugares tan siniestros como el campo de concentración de Dachau.

En definitiva Munich es una de esas ciudades que ha comprendido que la historia puede dar lo mejor y lo peor, que una ciudad tiene sus orgullos pero también sus vergüenzas… y que todo debe ser conocido.