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Poca hay gente hay que no sepa cuál es la bandera canadiense: una hoja de arce de color rojo sobre un campo blanco flanqueado por dos franjas también rojas. De ella sabemos dos cosas: la primera es que fue elegida por un comité parlamentario en 1964 tras una agria polémica debido a que la anterior bandera canadiense, que portaba una Union Jack británica, no era del agrado de la población francófona del país; la segunda es que forma parte de ese grupo de banderas que se han acabado convirtiendo en "objetos de moda" junto a la de Reino Unido, la de EE.UU. o la de Japón: podemos verlas en el diseño de una camiseta, como se pueden encontrar en material escolar o estampadas en tazas.
No son estos los dos únicos aspectos de interés de esta enseña. Al ser una bandera relativamente moderna se tuvieron muy en cuenta determinados detalles en su diseño; y al ser una bandera "de concordia" la elección de sus detalles estuvo muy estudiada. Sus artífices fueron George F. G. Stanley, historiador; y John Matheson, abogado y político.
Ambos se conocieron en clases de danzas escocesas. Aclaramos que no formaban pareja de baile: eran sus hijos los que coincidían en la misma clase. Tanto Stanley como Matheson eran aficionados a la heráldica y a la historia, así que unieron sus fuerzas durante el arduo debate sobre la bandera canadiense. Meditaron mucho la conveniencia de símbolos y colores que no ofendieran a las distintas poblaciones canadienses sin llegar a una clara versión final. Finalmente dieron con la opción adecuada cuando se encontraban dando un paseo por el Royal Military College de Canadá (ambos eran veteranos de guerra): la bandera de la institución alternaba una franja vertical blanca entre dos rojas. Stanley pensó que esos colores eran los más convenientes por varias razones: tanto la bandera francesa como la inglesa tienen esos dos colores, además si la bandera recordaba el diseño del Military Collage sería del agrado de la generación que luchó en la Segunda Guerra Mundial; y, por si fuera poco, el rojo era el color de la cruz de San Jorge, patrón de Inglaterra, mientras que el blanco formaba parte del emblema real francés usado desde el reinado de Carlos VII.
El elemento más característico de la bandera canadiense es la hoja de arce. Su elección tampoco fue casual: desde el siglo XIX era un símbolo de una población que, como los numerosos arces del país, resistían con fuerza ante cualquier dificultad o inclemencia. De hecho, desde 1800 era el emblema de los soldados canadienses. Claro está, era una hoja de arce más "natural" y menos "de diseño" que la que vemos hoy. Aparte de por un afán de simplificación, la hoja fue "rediseñada" de tal manera que su número de puntas no correspondiese con el de ninguna de las diez variedades de arce distintas que crecen en Canadá, así ninguna región la tomaría como propia pero todos los territorios se identificarían con ella.
También se da una circunstancia muy especial: el número de puntas hace a la hoja de la bandera canadiense "aerodinámica". Bueno... esto es un decir: no es que ondee mejor por tener ese diseño. Decimos "aerodinámica" porque varias versiones de la enseña se probaron en túneles de viento con el objetivo de comprobar cuál era la que podía distinguirse mejor a mayor distancia y con un viento más fuerte. La hoja vencedora puede decir orgullosa que se ha trabajado su puesto en la historia de su país.
No es de extrañar que, después de tanto trabajo, tanto Matheson como Stanley se hayan ganado un lugar en el cuadro de honor de personalidades canadienses. Ambos demostraron que un estado con historia puede actualizar sus símbolos con coherencia y lógica sin renunciar a la gloria.
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